Nuestras sociedades están formadas por instituciones con distintos objetivos según sus características y  tiempo histórico; transmiten valores culturales  con la finalidad de crear las condiciones mínimas de convivencia. 

El término institución tiene una doble acepción. En sentido amplio, como sociedad. En sentido restringido, como organización. En todas las instituciones u organizaciones, cualquiera sea su objetivo, se desarrollan procesos laborales para alcanzar las metas propuestas.  Con el fin de analizarlas, comprenderlas y abordarlas profesionalmente es preciso abordar al mismo tiempo la cuestión institucional y el trabajo. 

En este curso vamos a definir una serie de conceptos básicos de Psicología Institucional y del Trabajo, incluyendo el desarrollo actual aplicado en investigación, docencia y consultoría, desde un enfoque integral. Para una mejor comprensión, la teoría va a ir acompañada de casos prácticos del campo de la educación, la salud y la cultura. 

Vamos a presentar brevemente la Psicología Institucional iniciada en los años 60’ en Argentina, con la finalidad de describir el modelo actual aplicado en investigación, docencia e intervenciones de consultoría en el país y el exterior. Vamos a definir la metáfora de la Tolva, referida a la Psicología Institucional como cuerpo teórico, y la del Obrador, expresión práctica del equipo, con la finalidad de entender el campo de los problemas institucionales y laborales y de organizar el análisis e intervención en las instituciones. Para ello incorporaremos conceptos centrales tales como: instituido, instituyente, institucionalización, estructura y dinámica. Estos términos permiten investigar, analizar e intervenir en organizaciones asesoras de la salud, de  la educación y de la cultura. 

El trabajo profesional del psicólogo institucional requiere establecer determinadas condiciones contractuales. Para lograr un inicio y desarrollo saludable es fundamental generar un encuadre que incluya claramente las condiciones de realización de la consulta. A su vez, fijar las condiciones del encuadre requiere un acuerdo firme entre consultores y consultantes. Las herramientas metodológicas de trabajo  y las etapas de intervención deben ser planteadas por los consultores evaluando cuestiones éticas, con el propósito de cuidar la salud mental de todos los participantes de la intervención.