Se trata de un cuerpo que no es dado sino que requiere de un proceso de construcción dado que está hecho de representaciones y marcado por la sexualidad, lo cual altera su funcionamiento puramente homeostático y le brinda una capacidad de significación amplísima así como una gran variación respecto de los tipos de síntomas con que nos encontremos.
De allí la diferencia esencial que se encuentra entre las vivencias neurótica y psicótica del cuerpo, lo que aporta elementos muchas veces decisivos para establecer un diagnóstico estructural diferencial.
Por otra parte, nos encontramos con lo que denominamos "enfermedades de cuerpo presente" donde el cuerpo aparece como el portador del síntoma casi sin estar acompañado de un decir subjetivo.
El paradigma de esta última presentación del cuerpo la constituye el fenómeno psicosomático que, gracias a los aportes del psicoanálisis, puede ser considerado en términos discursivos y pasible de un abordaje terapéutico en un campo transferencial.