La vejez además de ser un hecho fisiológico que tiene lugar en el cuerpo es, también, una construcción cultural y, como tal, se inscribe, aprende y comparte entre los miembros de una sociedad. Los estereotipos culturales construidos a lo largo de la historia de occidente ubican a la vejez en una posición degradada y marginada. Dichos estereotipos determinan la subjetividad de todos, pesan sobre los propios sujetos que cumplen años, sobre las instituciones y, evidentemente, también en los profesionales que les atienden. 

Pero la vejez es también una narrativa personal constituida desde el nacimiento. En la construcción del psiquismo, desde el origen, se producen una serie de renuncias, duelos y límites, pero también una apertura hacia la vida, el placer, el deseo. Este proceso de renuncia ni es fácil ni es total. Siempre deja un resto y siempre perdura un fondo de desamparo y falta de garantías inaceptable para el ser humano. En la vejez todo esto se puede mostrar más descarnadamente, pero ello no contradice que el deseo siga vivo.

El interés del psicoanálisis se centra en esa relación que cada hombre, cada mujer establece con su propio deseo, con el sentido de su vida, en ese espacio de tiempo que media entre su nacimiento y su muerte. En este curso vamos a hacer una reflexión sobre la subjetividad y el deseo en la vejez.