Dos perspectivas son esenciales a la hora de aproximarnos a la comprensión y adecuado análisis de esta compleja realidad criminal que es la trata de personas con fines de explotación sexual. En primer lugar, la perspectiva de género, porque es una práctica que recae sustancialmente sobre mujeres, por más que su abordaje jurídico de los últimos años se haya propuesto tratarla en el contexto más amplio de unas migraciones asexuadas, condicionadas por las ideas de desigualdad y explotación y sometidas al creciente control de los estados; En segundo lugar, su internacionalización bajo la nueva economía global con sus conexiones, cada vez más intensas, con la delincuencia organizada mundial (Maqueda 2001, 5 ss.). En el presente curso, que pretende ser, a la vez, sociológico y jurídico penal, vamos a ver ambas perspectivas.